12 de marzo 2020
Versión estenográfica
Acudo a esta tribuna, profundamente conmovido, profundamente impactado, profundamente interpelado con lo que pudimos ver el pasado domingo, el pasado lunes que son expresiones cumbres de un proceso social que se ha vivido en décadas.
Nunca habíamos visto la magnitud de un 8 de marzo como la que vivimos el domingo pasado, de una expresión extraordinaria de alegría, de fuerza, también de rabia, pero, sobre todo, una juventud de mujeres que arrolló las calles.
El lunes sentimos, con una fuerza brutal, el peso de la ausencia de nuestras compañeras, el Senado estaba casi vacío, la ciudad del país casi vacío se sintió con muchísima fuerza la presencia de su ausencia. Y me parece que eso nos debe llevar a repensar una vez más nuestros términos de relación.
La fuerza que ha mostrado el movimiento de mujeres, el movimiento feminista, y lo he dicho ya en esta tribuna, es imparable. En mi opinión, el feminismo es el movimiento social más exitoso en los últimos 50, 60 años.
Y toca ahora el momento de retomar la idea de la transformación de nuestras relaciones, toca con mucha fuerza repensar la cotidianidad en nuestra oficina, en nuestra casa, en nuestra escuela.
Toca repensar nuestras relaciones, pero creo toca hacer una autocrítica de cómo hemos construido nuestra masculinidad, pero toca así repensar nuestros silencios cómplices cuando en la oficina se cuentan chistes machistas y nos quedamos callados.
Creo toca repensar nuestros silencios cómplices cuando se le falta el respeto a una mujer y no decimos nada.
Creo toca repensar la relación aquella donde sabemos que está habiendo una situación de acoso a una compañera de trabajo y no decimos nada.
Podemos haber hombres solidarios con la causa de las mujeres, pero nuestro silencio y nuestra conducta puede ser cómplice de las estructuras de violencia y por eso creo que los hombres tenemos que repensarnos.
Y creo que también tenemos que repensarnos en no reproducir los estereotipos que están descalificando a este movimiento de mujeres; han sido atacadas, calificadas, señaladas de expresiones absolutamente ofensivas.
Y me parece, por eso, que nosotros podemos jugar un papel de acompañar, de estar atrás, de respaldar. Pero, sobre todo, de repensar.
Senadora Presidenta, Senadora Presidenta de la Comisión de Género, yo les pediría, de la manera más atenta, que nos ayuden a hacer talleres de masculinidad en el Senado, tenemos que repensarnos los hombres, tenemos que repensar la masculinidad.
Senadora Presidenta, creo que sería muy importante que Senadores y compañeros del Senado pudiéramos tomar aquí, con la Unidad de Género, talleres para repensar la masculinidad, creo que ese sería un mensaje muy poderoso, porque tenemos que repensarnos y tenemos que unir nuestras voces al liderazgo de las mujeres, lo digo así, al liderazgo de las mujeres para resignificar aquella construcción que no esté basada en la violencia y que no ayude a reproducir los estereotipos que descalifican.
Me parece que no es aceptable cuando se reproducen estos conceptos como feminazis y algunos otros más, porque, miren compañeros, se ha tachado de violento a este movimiento.
Nada más que tengamos en claro una cosa ¿eh? El feminismo no ha matado a nadie ¿eh?
El feminismo no lleva una sola vida. Al contrario, a las mujeres se les mata por el sólo hecho de ser mujer.
Cada vez que se quiera decir que esta es una expresión violenta, nada más recordemos que el feminismo no ha matado a nadie, que nos está desafiando, interpelando y cuestionando nuestras relaciones y que tenemos que así hacerlo.
Afortunadamente esta ola violeta, esta ola verde, no tiene marcha atrás.
Afortunadamente tenemos compañeras en el Senado que nos representan con dignidad, con inteligencia y con capacidad, y que me siento absolutamente representado en ellas y muy orgulloso de ellas.
Muchísimas gracias a las mujeres, sobre todo a las jóvenes que nos están dando una lección más de dignidad, que nos interpelan y desafían porque es momento de repensar nuestros mitos, nuestros ritos y nuestros símbolos para construir una sociedad paritaria, igualitaria que hoy las mujeres nos demandan, nos enseñan y se merecen.