Lo sucedido en Acapulco tras el huracán Otis muestra un gobierno que se define por su pequeñez, omisión, ineptitud y negligencia. Un gobierno que perdió el sentido y la responsabilidad de la capacidad, que se dedica a minimizar los hechos y atacar.
El lucro con la solidaridad de las personas para hacerla ver como “ayuda del gobierno” se les va a revertir en las urnas. Ya no alcanzan las mañaneras para tapar su pequeñez. Es increíble que se haya intentado contener por vía del ejército y la marina la ayuda solidaria de miles de personas. Hoy los riesgos de la militarización tomaron cara y forma.
Contrasta con la respuesta inmediata del entonces presidente Zedillo ante el huracán Paulina, quien se instaló con todo su gabinete en una clara intensión de multiplicar la ayuda y supervisar la recuperación de la entidad.