22 de abril 2020.
La Vanguardia.
El espeso bigote del Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano más televisivo de todos los tiempos, ha vuelto a sorprender a la opinión pública del país. Su imagen apareció impresa en las cajas de alimentos que su hija Alejandrina, de 36 años, se dedicó a repartir entre ancianos de colonias populares del estado de Jalisco, a los que el coronavirus hace más pobres cada día.
“Me duele ver a los cárteles hacer algo que debería hacer el Estado”, declaró en conversación telefónica el senador Emilio Álvarez Icaza, referente en la defensa de los derechos humanos. “Parece que los narcos tienen más sentido de la oportunidad que los políticos. Me disgusta admitirlo –insiste–, pero es una estrategia inteligente con la que quieren ganarse a una población que desconoce las políticas sociales”.