7 de septiembre 2020.
Animal Político
A pesar de que López Obrador ha dicho que en México ya no se violan derechos humanos, los datos de la SEDENA muestran que su violencia en los enfrentamientos está incrementando otra vez, alcanzando o incluso rebasando a los niveles vistos en años de Calderón.
Hace unas semanas, el periódico El Universal liberó un video que muestra parte de un enfrentamiento en el que estuvieron involucrados elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en Nuevo Laredo, Tamaulipas, el pasado 3 de julio. El video muestra cómo un grupo de militares, en varios vehículos, rodea a una camioneta gris que, después de estar huyendo de ellos, finalmente permanece inerme a lado de la carretera. Siguen disparándole, a pesar de que uno de los soldados grita que se detengan. Después de decenas —por no decir cientos— de balazos más, unos soldados se acercan a inspeccionar el vehículo. Es posible escuchar a soldados gritar que había alguien vivo, a lo que otro de ellos responde: “mátalo a la verga”.
Sí: ya se anunció que se investigarán a los soldados. Lo que nos preocupa, sin embargo, es que no es un problema aislado, sino sistémico. A través de la Plataforma Nacional de Transparencia, conseguimos datos sobre los enfrentamientos en los que la SEDENA ha participado desde el 2007 y hasta el término del 2019, ya con el Presidente Andrés Manuel López Obrador en el poder. Los datos muestran que eventos como el de Nuevo Laredo —en el que todo indica hay un abuso de la fuerza— no son la excepción. Además de ello, revelan que, ya con López Obrador a la cabeza, los sucesos así de violentos van en ascenso. Aunque el Presidente insista que en su mandato “se respetan los derechos humanos”, los mismos datos de la SEDENA ponen en entredicho esta idea. Su violencia en los enfrentamientos, tal parece, no es cosa del pasado: es una amenaza presente, alcanzando o incluso rebasando la vista en años de Calderón.