Versión estenográfica
La visita del Presidente López Obrador a Washington es un tema que como país nos ocupa y es indispensable hacer un balance. Probablemente los resultados definitivos los sabremos más adelante, es temprano para hacer una evaluación definitiva.
Yo celebro la visita del Presidente López Obrador a Washington, no obstante, creo que tiene varios dilemas que tenemos que atender como Congreso.
Esta visita, esencialmente la podemos leer como una especie de control de daños después del quebranto de la Cumbre de las Américas, pero la verdad de las cosas es que creo que tenemos que leer finamente, porque hay una serie de mensajes en diplomacia que no del todo dejan bien parada la visita.
El Jefe del Estado mexicano no fue necesariamente recibido en esos términos, no fue hospedado donde se hospedan los jefes de Estado, no fue recibido como se recibe a los jefes de Estado y de hecho fue una reunión de dos horas la que tuvo con el Presidente Biden.
Habrá que pensar si fue la mejor fecha, cuando el Presidente Biden tenía que viajar a Asia, a Medio Oriente, donde eventualmente hay mayor preocupación de la agenda.
En realidad, no fue ni siquiera un “comes y te vas”, porque ni almuerzo hubo, estuvieron menos de dos horas, pero hay una serie de fenómenos que hay que pensar en términos de la agenda, porque más allá de las declaraciones y más allá de los acuerdos que pudieran derivarse, pareciere que la preparación de esta reunión no tuvo la debida preparación y el transcurso de la misma generó algunos tropiezos que, de manera protocolaria, son muy delicados.
Por ejemplo, no hubo una reunión de las comitivas con los presidentes, después se canceló, esa reunión se canceló. La reunión con el secretario de Estado y el canciller tampoco tuvo cita con los presidentes, estuvo la subsecretaria. Eventualmente eso pasó o porque iban a Asia o porque se quiso mandar un mensaje, pero esas son las reuniones clave más allá de las protocolarias.
Por supuesto que tampoco se cumplió el acuerdo de la proporcionalidad de los tiempos y eventualmente el hecho que el Presidente López Obrador haya usado más tiempo probablemente tuvo eso en cascada, habrá que ver, pero el hecho real es que de tres reuniones que se tenían programadas dos no salieron en los términos programados y eso tiene implicaciones muy importantes en la agenda, más allá de las declaraciones.
Pero me parece, entonces, que hay cuatro temas que yo sí quisiera anotar como un primer balance:
El primero es, me parece que la petición del Presidente de un programa de visas y de una migración legalizada, lo que yo celebro, obliga a que, en congruencia, el Estado mexicano haga lo mismo al sur.
Lo que el Presidente López Obrador fue a pedir a Estados Unidos creo que tendría que ponerlo como ejemplo acá, por ejemplo, en un programa de visas temporales a los trabajadores guatemaltecos en la zona del Soconusco.
Hoy, por cierto, cualquiera que hable con empresarios de la zona sur de Chiapas podrá tomar el pulso de la extraordinaria preocupación que significa incluso para la cosecha del café.
Me parece, entonces, que México, como país cruzado por la migración, podría dar una extraordinaria lección de autoridad moral implementando el mismo programa hacia Centroamérica que lo que se pide a Estados Unidos.
¿Cuál es la fuerza por excelencia en la diplomacia? Se llama congruencia. Lo que México fue a pedir a Estados Unidos México tendría que ofrecerlo a nuestros hermanos y hermanas de Centroamérica.
Segundo tema que me parece delicado va tres veces que el Presidente López Obrador va a Estados Unidos y en ninguna de esas tres se ha reunido con la comunidad mexicana. Me parece indispensable que más allá de reconocer a las y los migrantes como héroes se tenga una reunión y se tenga la disposición de dedicarle tiempo a la comunidad mexicana.
Las decenas de millones de mexicanos o descendientes de mexicanos y mexicanas en Estados Unidos obligan a tener una agenda prioritaria. Qué bueno que haya habido simpatizantes del Presidente afuera de donde él haya estado, pero se requiere una agenda organizada, sistemática, que permita una articulación, para entender que México es un país más grande que sus fronteras, México es ya un país binacional, una cuarta parte de la población, una quinta parte de la población mexicana vive en Estados Unidos y por tercera vez el Presidente López Obrador no se sienta con la comunidad mexicana en Estados Unidos, y creo que esa es una debilidad de esta visita.
También me parece muy importante subrayar que por tercera vez el Presidente no se reúne con el Congreso de Estados Unidos y ese es un tema crítico, ese es un tema crítico porque una parte muy importante de la democracia en Estados Unidos, incluso de nuestra agenda binacional, avanza en la relación con el Congreso y es fundamental.
Incluso otros presidentes han hecho uso de la tribuna en el Congreso de Estados Unidos, infelizmente el Presidente López Obrador no ha podido estar ahí, no ha sido invitado, no ha sido de su interés, no puedo calificarlo, lo único que menciono es que el Presidente no ha tenido una interlocución con el Congreso, que es clave.
Por cierto, ayer 10 congresistas demócratas, entre ellos el Senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Internacionales, presentó un comunicado muy importante en materia de libertad de expresión en México, que se suma a lo que dijo la CDH y la Unesco, valdría la pena revisar lo que esos congresistas están queriendo decirle al Estado mexicano.
Tercero y último, me parece que no se está tomando la debida seriedad de la agenda de la seguridad. Creo que es fundamental asumir los desafíos que tenemos. Celebro la estrategia mexicana, ahí creo que hay que reconocer lo que ha hecho el gobierno de México respecto al tráfico de armas de Estados Unidos hacia México, ese creo que es un punto a subrayar y yo lo celebro, pero me parece que esta era una ocasión para tomar con mucha más seriedad los dilemas y desafíos de la seguridad. Considero que ese tema en la agenda fue esencialmente de baja escala y bajo perfil.
Termino, entonces. Celebro la visita, pero habrá que estar dando seguimiento, por ejemplo, los mil 500 millones de dólares que anunció el Presidente en materia de infraestructura ¿qué quieren decir en materia de dónde se van a poner? ¿qué implica y qué significa?
La reunión con la comunidad mexicana, la interlocución con el Congreso y los temas de seguridad, me parece que más allá de las declaraciones generales no han tenido la importancia que requieren, porque la relación con Estados Unidos, está de más decirlo, es extraordinariamente estratégica y creo entonces que, infelizmente, esta reunión no tendrá los frutos que quisiéramos, esta reunión, más allá de los encuentros entre los jefes de Estado, que tiene una importancia innegable, no va a tener los frutos que queremos en materia de relación de ambos países.
Habrá que ver el seguimiento, pero me parece importantísimo subrayar entonces los dilemas que hoy estamos teniendo.